
No sé si recibí buena educación. Recuerdo algunos de mis profesores con mucho cariño. En clase nos animaban a decir lo que pensábamos, a poner “verdades” en cuestión, fomentar espíritu critico lo llamaban.
Así me educaron. Nuestros héroes (que ingenuos) eran aquellos que, con valor, se habían opuesto a las injusticias.
Pensar por ti mismo, tener opinión propia. “Aunque la minoría sea de uno solo la verdad es siempre la verdad”- nos decían que había dicho Ghandi-
Los que eran así eran considerados (tanto por los profesores de religión como por los marxistas) como “los buenos”.
Ha pasado el tiempo y miro a mi alrededor. Observo a las personas que socialmente son respetadas. Son escritores, actores, periodistas, políticos…. Gente simpática, reconocida socialmente. Reciben premios y asisten a cenas benéficas. Son alabados en público y en privado. Repaso su historia. Sus acciones. Nunca les he escuchado criticar a nadie. Alaban todo. Si algo no les gusta, callan cortésmente.
De vez en cuando me dan consejos: “no seas tan radical”, “hay que ver el vaso medio lleno”, “es desagradable que te metas tanto con estos”. Ellos son los que nunca critican, los que se mantienen al margen de toda polémica. Desde sus tribunas alaban exageradamente o se callan, las alabanzas les reportan amigos, las no-criticas no les crean enemigos.
Critican en privado pero callan en público. Ahora los leo hablar de la expo. Escriben por encargo y en sus blogs. Sé lo que piensan, lo que callan.
Llevan años así, mintiendo, callando, al servicio del que manda. Cada día halagan y eso les genera más amigos que les corresponden hablando maravillas de su arte. Si hacemos un repaso por zonas de la blogosfera podemos encontrar auténticos enjambres de aduladores. El que no entra en el círculo es apartado. Son gente que utiliza una variante del viejo truco de la iglesia católica: “si mucha gente cree en “esto”, “esto” no puede ser mentira”.
Los nuevos tartufos. Los bienpensantes. Los políticamente correctos. Los amantes de la interculturalidad. Los que sólo critican cuando critica el universo. Pueden hablar contra la guerra de Irak, eso esta lejos, pero jamás se meterán en una prevaricación cercana. En ambos casos ganan siempre. Los verás en la expo. Subrayarán, defenderán, justificarán lo que haga falta. Aplaudirán un discurso vacío en la tribuna del agua lo mismo que el dispendio del Iceberg, con la misma desfachatez. Estarán ahí. Son cómodos, nunca molestan. Se les puede llevar a cualquier sitio siempre que el sitio sea de postín. Nunca te fallarán.
Echo la vista atrás,pienso en mi educación, en mis maestros pienso en que estos “intelectuales palmeros”, estos y no otros, son sin duda alguna, los malos.