1/21/2009

carnucismo necio

Leo en el Heraldo de Aragón como Sergio del Molino se pregunta: ¿Por qué el gobierno debe promocionar la música y no el macramé? Luego hace extensiva la cosa al teatro y al cine.
He oído cosas semejantes a toscos obreros fanatizados por la COPE en bares con deficiente sistema de extracción de humos.
Cuando leo una cosa así en las páginas de un periódico siento una extraña inquietud. Me resulta indignante que gente con un nivel tan paupérrimo de pensamiento (o de opinión) tenga permiso para escribir en medios de comunicación. Y es que cuando se dice ¿Por qué el gobierno no debe promocionar la música y no el macramé? Suponemos que no se esta haciendo una defensa del macrame. Lo que este hombre quiere decir es: si el macramé no se apoya, porque apoyamos la música. Es evidente que hay miles de contestaciones, podríamos hacernos alguna pregunta curiosa: ¿Por qué las instituciones ponen publicidad en ese periódico y no (por ejemplo) en la revista diez minutos?.
Los ideólogos de la ultraderecha están muy preocupados por la inversión estatal en cine o en teatro. Les preocupa mucho que el estado gaste unas mijagas en que los ciudadanos vean a Sófocles. Ese lujo les inquieta mucho. Nada dicen de la cuantiosa inversión en televisiones autonómicas donde con dinero publico (a mansalva) se idiotiza a los ciudadanos desde la mas tierna infancia con programas deleznables.
Tampoco se preguntan estos ideólogos las razones de que municipios como Zaragoza construyan estadios para que se juegue el opio del fútbol, para que los tiernos infantes aprendan desde niños: insultos, cánticos denigrantes, y localismo a ultranza.
Primero vinieron a por la música moderna, luego a por el teatro y el cine, si eliminamos las barreras entre arte y entretenimiento ¿Por qué apoyar la industria del libro y no la de los futbolines? ¿No son ambas cosas pasatiempos?
El fenómeno no es nuevo ya hubo un rey en España que cerro universidades y abrió escuelas taurinas.
Probablemente alguno de los asesores le pregunto un día por las razones de apoyar a diderot y no el noble arte de acuchillar astados.
Hay gente pá to.