Mi primer contacto con Jesulin de Ubrique (y es posible que la frase no sea muy acertada) lo tuve hace varios años cuando en una revista del corazón. Vi la portada, ahí estaba el torero el día de su boda. Lo mire y tuve una sola sensación, me pareció muy antiguo. El ciudadano y su mujer tenían una cara vieja, casi de posguerra. No le di mas importancia.
Un día me invitaron a una corrida de toros (la primera y la única a la que he asistido) y casualmente toreaba él. Salió a la plaza y parte del público comenzó a cantar “campanario oe...campanario oe”. Yo especulaba sobre los pensamientos de este señor, vestido con un traje ridículo, delante de un bicho de quinientos kilos y oyendo como más de mil personas le cantaban el nombre de su señora. No supe sacar ninguna hipótesis. Creo que no lo conozco suficiente.
Viendo algún programa de la mañana he visto a su primera novia-compañera (conocida simplemente por la Esteban), fue en una supuesta tertulia donde ella no hablaba, mas bien permanecía ausente. Hasta que, en un hecho burdamente preparado por el programa, como si se tratara de uno de aquellos amañados y casi ridículos combates de lucha libre, le “soltaron” al conde Lequio y los dos se insultaron un rato. Como espectáculo parecía una mezcla de sainete patético y discusión de verduleras.
Luego conocí a sus padres, y al resto de la familia en zapping esporádicos. Parece ser que esta familia cae bien, sobre todo “la Esteban”. Cuando alguien dijo que el público “se identifica con esta gente” me comencé a preocupar. Esta familia paleta, inculta, de pobres venidos a ricos por las hazañas tremendistas del hijo, sumida siempre en tremendas trifulcas , me producía más bien tristeza, para mi era como un recuerdo del peor desarrollismo franquista.
Pero España (como dicen ahora los concursantes de televisión) sentía por ellos otra cosa. Les gusta verlos, pagan por verlos (con su tiempo en la tv o con su dinero en la plaza) por alguna razón los envidian y por la misma los desprecian. Los sienten próximos sienten que ellos los han creado, y como en todas las creaciones lo han hecho a su semejanza, por eso son tan cercanos. Pero de vez en cuando, cantándoles burlonamente en la plaza, o con una sonrisa irónicamente en la foto (que les han rogado se hagan con ellos) quieren mostrar que los desprecian porque no son más que sus títeres, sus instrumentos para pasar un buen rato y olvidarse de sus problemas. Pero el hacho de que sean precisamente ellos no es impune. Es posible que, como dijo Valle “las imagen del héroe en el espejo cóncavo dan el esperpento”, y que a los españoles nos guste el esperpento. Alguien dirá que es la misma España de los cómicos barrocos, admirados en la escena, pero con prohibición de enterrarse en sagrado como la gente de bien.
Yo digo que es peor. Que apañados vamos si esta es la representación de nuestra España. La pariente fresca pero que gana dinero sin trabajar (nada mas admirado en nuestro país desde los tiempos de la picaresca), el padre calavera, la sufrida madre, la hermana fea pero honrada, etc..todos incultos, todos simpáticos.
Un país apenas a media década del hambre, que esta en Europa, o por lo menos en el mapa. Que tiene casi la misma renta y las mismas televisiones (o más) pero muy lejos en servicios sociales y sobre todo en cultura. ¿Y si fuera verdad?
Un último apunte para confirmar o para desmentir, o para ninguna de las dos cosas el otro día las cámaras fueron a las barriadas francesas para hablar de la masiva quema de coches, allí hablaba la gente del barrio, las opiniones que oí en varios telediarios de distinto signo eran expresadas casi siempre con moderación sin gritos y sin insultos, por el contrario en España en situaciones parecidas oigo gritos incitación al asesinato (elección de los informadores) o somos así. Dos españoles hablan y a los cinco minutos están gritando: “es el idioma” decía Valle. Ojala solo sea el idioma, y no la pequeña capa de barniz cultural que nos han puesto, y que empieza a trasparentar el espíritu que este país lleva dentro
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