Somarda
Muchas veces amigos de fuera me han preguntado que era el humor somarda. Nunca he encontrado un buen ejemplo para explicarlo. Ayer por fin apareció. Me arrastraba cojeando por la ciudad tras sufrir una distensión en el tendón de Aquiles. No es una lesión muy grave pero la dificultad a la hora de apoyar el pie hace que la cojera sea muy aparatosa. En estas coincidí tomando café dueño de un bar de la ciudad. En condiciones normales no hubiéramos cambiado nada más que un saludo de cortesía pero la desgracia estimula la conversación. Pidió y escucho con atención explicaciones sobre las circunstancias de mi accidente. Después de acabado el café inicie mí salida del bar y lo hice como os podéis imaginar lenta y aparatosamente. Dije un cordial: “Hasta luego” él me miro, y con una levísima (casi imperceptible) sonrisa me dijo: “no corras”. Eso amiguitos, eso y no otra cosa, con ese gesto impertérrito, sin intentar parecer gracioso, siguiendo con su mirada mi lenta y torpe salida del bar. Sabiendo que todos los parroquianos han oído su “no corras”. Sabiendo que todos han esbozado como el una levísima sonrisa. Eso amigo míos, eso, es humor somarda. Ni más ni menos.
1 comentario:
hace más de treinta años que me dedico al teatro, ¿qué te parece?
en este momento estoy haciendo mi función que estrené en enero Esta noche hay que matar a Franco, aunque sólo viernes y sábados.
estoy de acuerdo con muchas de las cosas que dices.
por cierto, si quieres una obra maravillosa de teatro diferente, sólo tienes que pedírmela.
suerte.
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