Hombre pues tampoco me emociona si gana España. No me siento particularmente representado por futbolistas. Y me da igual la selección de Aragón que la de España. No soy nacionalista. No obstante leo con estupor las declaraciones de Urkuyu (Presidente del PNV) donde dice que quiere que gane Rusia. No lo entiendo. Yo entiendo que este señor español (le guste o no le guste es español) no se sienta compatriota mío. Lo respeto. También respeto que quiera que el territorio donde vive se escinda de España. Respeto que quiera formar una patria vasca. Respeto incluso que en ese territorio se glorifique las personas y teorías nazis de un ultra como Sabino Arana. Pero lo que me toca los huevos (con perdón) es la mala leche del tipo. Hombre Urkuyu, que tus vecinos del estado español y la mitad de los ciudadanos de tu comunidad se podrán muy contentos si gana España. ¿No quieres que esta gente pase una buena noche? No señor. Que gane Rusia. Pero, ¿qué le han dado a usted los rusos?. Un país que, por cierto, no trata muy bien los nacionalismos secesionistas. Piense Urkuyu en sus amigos Riojanos, o Sorianos que alguno tendrá. No sea usted cabrón.
La cosa es que a la gente al ciudadano que quiere (por una vez) disfrutar de su selección y que desea sentirse orgulloso de ser español, lo quiere usted joder. Mire, sentirse orgulloso de ser español es una cosa ridícula. Pero es menos ridícula que sentirse vasco. Puestos a poner folklore (¿qué otra cosa es el nacionalismo?) prefiero el español. Pueblo arrasado, mezclado, y contaminado con mil sangres. Me parece más honorable estar orgulloso de la mezcla de moros, godos, celtas, etc.. que de ser un pueblo no contaminado. A mi ser romanizado me parece un honor y un progreso. Roma era la civilización. Me imagino (en mis delirantes fantasías no nacionalistas) al centurión romano pasando cerca las incorruptas montañas vascas y viendo en lontananza a unos pastores que siguen en el neolítico (el glorioso pueblo vasco). Imagino como el centurión se acerca y en latín, la lengua del progreso y del entendimiento de medio mundo, pregunta: ¿quieren ustedes romanizarse? , el pastor le contesta algo incompresible y le tira una piedra. El centurión tranquilamente se da la vuelta. ¡Que les den¡, dice mientras se marcha.
Son fantasías absurdas, no mucho más locas que las que aparecen en algunos libros de texto pretendidamente históricos. Hoy hemos tenido que soportar otro tostón con el plan Ibarreche. Más de lo mismo. Ibarreche como una versión (vasca por supuesto) de “don erre que erre”, personaje españolísimo que inmortalizara Paco Martinez Soria vuelve a aparecer en nuestras vidas. Lo miro e intento buscar una definición para él. Es como el Marques de Bradomin: feo, católico y sentimental. Pero sin romanizar. GORA RUSIA
No hay comentarios:
Publicar un comentario