4/14/2008

La felicidad-dijo él-siempre parece mentira, es como el agua, y se comprende solo cuando se ha perdido.
Es verdad-le dijo ella- se quedo pensativa y dijo: Incluso el mal que hacemos es así, parece mentira, parece una tontería, agua fresca mientras lo hacemos; si no la gente no lo haría tendría más cuidado.
Eso es verdad, le dijo él.
Ella le dijo: ¿Por qué lo hemos estropeado todo?

“Las palabras de la noche”Natalia Ginzburg

2 comentarios:

laura dijo...

La felicidad, digo yo, es una ilsusión, una idea que nos hacemos de que lo efímero y pequeño puede tener una continuidad ser durardero y grande, pero lo cierto, para mi, es que lo más parecido a esa eudaimonia, a ese buen estado del alma, es VIVIR CON ALEGRÍA Y TENER SIEMPRE PRESENTE QUE LO IMPORTANTE SON LAS PEQUEÑAS COSAS
un beso muy pequeñito.
pd. ORTOGRAFIA

laura dijo...

sábado 9 de febrero de 2008
Feliz pero no tanto

A uno le va mejor en la vida cuando es feliz, pero no tanto. Esa es la conclusión a la que llegó un grupo de investigadores norteamericanos que se entretuvo haciendo estadísticas sobre lo que contesta la gente cuando le preguntan si es feliz.

La idea fue pedirle a los encuestados que se ubicaran en una escala de 1 a 10 y comparar las respuestas con otros aspectos de su vida, como su estado general de salud y bienestar, su nivel de ingreso, su nivel de estudios, su vida laboral, su participación política y su vida familiar y social.

Lo que se vio es que la medida de la felicidad va junto con todos los otros aspectos. Las personas felices ganan más, tienen un mejor nivel de educación, son más sanas, les va mejor en el trabajo y son más activas políticamente que las que no son felices. Además, es más probable que hayan formado una familia.

Hasta que llegan a 10. A las personas que contestan 10 les va un poco peor en casi todo que a las personas que contestan 8 o 9, menos en lo de la vida social, donde les sigue yendo mejor. Lo más llamativo es que los más felices de todos ganan bastante menos, están menos educados, les va peor en los exámenes y participan menos en la vida política que los que son apenas infelices. Como si apenas un grado, o dos, de infelicidad sirviera para darnos el empujoncito necesario para obtener otras cosas importantes.

Los muy felices, además, son un poco descuidados consigo mismos. Están tan contentos que se olvidan de hacer gimnasia, comer sano e ir al doctor. Y se lo pasan de fiesta en fiesta con los amigos, así que comen y toman un poco de más. Seguro que hasta se olvidan de lavarse los dientes.

Los investigadores concluyen que la felicidad es algo que vale la pena perseguir cuando a uno le falta, pero la búsqueda perpetua de la felicidad cuando uno ya es feliz puede ser contraproducente

Lo que me deja más feliz que antes y, por eso mismo, más preocupada."

esto lo escrbe una gachí a la que desconozco pero que tiene un blog con otros cuantos pecadores, http://alex-sietepecados.blogspot.com/
échale un ojo que no está mal.